La coordinadora de juventud de la Vicaría IV y los grupos de Euskalerriko Eskautak de Herrialdea llevan a cabo, por tercer año consecutivo, las denominadas aventuras de verano, como colofón al trabajo realizado a lo largo del curso, entre los grupos de Iniciación Cristiana y las ramas de Azkarrak y Trebeak del Movimiento Eskaut.
Uno de estos campo de trabajo concluyó este sábado, en Belorado.
En el campamento volante desde Neila hasta Belorado, en la provincia de Burgos, y campo de trabajo en el Monasterio de las Clarisas de Belorado, se ha compaginado el trabajo manual y experiencia de fe a través de catequesis y actividades compartidas con la comunidad de Clarisas desde el pasado 12 de julio.
A este campamento, han acudido 25 adolescentes de 3º de Iniciación Cristiana–Trebeak I, junto a 8 monitores procedentes de Elorrio, Durango, Galdakao, Arrigorriaga y Algorta.
Los consiliarios, Javi Garai y Néstor Diez, han estado presentes en este campamento.
El pasado 12 de julio, los grupos eskaut de Herri aldea y los grupos de iniciación cristiana de la V vicaría comenzaron su aventura.
“Nuestro objetivo, comprender el tesoro que para nosotros tiene guardado el maestro itinerante Jesús y cómo sacarle partido a todos esos dones que poseemos cada uno de nosotros”, explica Néstor Díez, presbítero diocesano y consiliario, que ha participado en la experiencia.
Así pues, comenzaron su viaje desde Neila para cumplimentar, en 6 días, 70 kilómetros llenos de esperanza.
“Como única brújula, las palabras y las acciones de Jesús relatadas por el evangelista Marcos. Como bastón, los compañeros que comparten conmigo este viaje y como meta, el convento de las Clarisas de Belorado. Los preciosos paisajes vistos en esta etapa del camino, las risas con nuestros compañeros y el cansancio nos ayudan a comprender quienes somos nosotros para Dios y cómo podemos entregar la vida en nuestro día a día por nuestros hermanos”, añade Néstor.
El pasado 18 de julio llegaron al monasterio de las clarisas de Belorado, pero la aventura no terminó entonces.
Fueron con el objetivo de pasar unos días compartiendo vida, oraciones y trabajos y “a aprender el porqué, el cómo, y qué fruto consiguen ellas de este estilo de vida. Nos será difícil olvidar el cariño con el que nos han acogido, la alegría que nos han regalado, la esperanza que han prendido en nuestros corazones, su forma distinta de ser cristianas”.
El sábado, día 21, llegó el final de este campamento “sin darnos cuenta y en nuestros corazones resuenan las palabras que Jesús dijo a sus apóstoles; Id por todo el mundo y proclamar la buena noticia”.
Algunos volverán a los campamentos en donde están sus grupos y otros comenzarán sus vacaciones estivales. “Pero estoy seguro –concluye Néstor- de que con los tesoros que hemos ´atesorado´ en el corazón, con las cosas aprendidas; se enriquecerán nuestros grupos nuestras familias y nuestros pueblos”.