No apuremos a los chicos, tienen toda la vida para ser grandes.

Dejemos que aprendan jugando, que usen más trajes de superhéroes… y menos disfraces de adultos.

Que se manchen con el helado, que se mojen con la lluvia, que se ensucien con la tierra.

Que se caigan y aprendan a levantarse.

Desenchufémoslos de las pantallas y salgamos juntos a mirar el cielo.

Regalémosles menos cosas y más tiempo.

Las cosas más divertidas no siempre se compran y el mejor envoltorio es un abrazo.

Contagiémonos de su risa.

Enseñémoslos a escuchar y a mirar a los ojos, a compartir en vez de competir.

A que la diversidad no separa, enriquece.

Digamos la verdad.

Seamos ejemplo, pero aprendamos juntos.

Alimentemos su imaginación.

Inspirémoslos a ser ellos mismos.

Vía Federación Autismo de Madrid