Diez.

Bueno, si existiese una undécima ley, sería esta:

«Un Scout no es un tonto. Piensa las cosas por si mismo, viendo ambos lados de las situaciones, y tiene la entereza de mantenerse firme en su creencia de lo que es correcto».

Una persona que ha sido hombre de campo nunca es un tonto porque tiene que cuidarse a sí mismo en toda ocasión.

Mientras que un hombre que vive en la ciudad obtiene todo hecho por los demás.

Si quiere agua se dirige hacia la llave en lugar de buscar donde un valle se expande entre colinas y lo conduzca hasta un arroyo.

Si el chico de ciudad quiere luz, enciende la luz eléctrica en vez de tener que cortar él mismo de una rama de pino o de un trozo de corteza para hacer una antorcha.

Un hombre de campo no se tropieza sobre las cuerdas de las tiendas cada vez que se acerca a una.

Ni se lastima su dedo pulgar con su hacha cuando corta madera.

No voltea una canoa cuando se sube a ella, no es un tonto.

Hace las cosas limpiamente y bien y usa sus conocimientos.

Esa es la manera de ser de los scouts.

Baden Powell, extraído de Qué pueden hacer los scouts