Cáritas Española, la Comisión Episcopal de Migraciones, CONFER, el Sector Social de la Compañía de Jesús y Justicia y Paz han acordado desarrollar una estrategia estatal conjunta como entidades de acción social de la Iglesia católica en España para organizar una respuesta generosa y coordinada.
Esta acción responde al llamamiento que el Papa Francisco ha dirigido este domingo a las “parroquias, las comunidades religiosas, los monasterios y los santuarios de toda Europa” para acoger a los refugiados.
Las entidades de iglesia han acordado ir de la mano en cada una de las respuestas que se vayan articulando para organizar la acogida en el marco del compromiso de protección internacional.
Se invita a participar en este proceso de acogida a los refugiados de forma tranquila para garantizar una respuesta coordinada y común.
Estas entidades cuentan con una larga experiencia de trabajo sobre la realidad de la migración y el refugio, tanto en las regiones de origen como en los países de tránsito y de acogida.
Conocen tanto sus causas como las necesidades de acompañamiento y protección de cada una de las personas que abandonan sus hogares en busca de justicia, libertad y dignidad.
No es sólo una crisis de refugiados
No estamos sólo ante una crisis humana, sino ante la evidencia de un fracaso absoluto de las políticas europeas de migración y de cooperación, que han estado más preocupadas en cerrar las fronteras a cualquier precio antes que ocuparse de la desesperada situación de miles de seres humanos o de la obligada protección de sus derechos humanos.
No se trata únicamente de una crisis de refugiados.
Y no podemos ni debemos quedarnos sólo en una respuesta de emergencia a todas esas personas que, efectivamente, necesitan de nuestra protección.
Nos preocupa, en ese sentido, el riesgo para la convivencia que supone la consolidación del mensaje que se escucha estos días de “refugiados sí, migrantes no”.
Debemos ser capaces de romper ese mensaje, trasladando a toda la opinión pública y a nuestros espacios y comunidades eclesiales la complejidad de las causas comunes que motivan la movilidad humana, se trate de refugio o de migración, como ámbitos inseparables e íntimamente relacionados.
Urge, por ello, recordar la inspiración evangélica de nuestro compromiso, que ante la pregunta «Señor, ¿cuándo te vimos forastero, y te acogimos?», Dios Padre nos responde: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,31-46).
Vía Foro de Laicos y Acnur