Manuel dice que parece que fue ayer cuando le ordenaron sacerdote, pero ya suma 20 años.
El mismo año que le ordenaron sacerdote, en el Año Santo Compostelano de 1993, también entró en el mundo del Escultismo como consiliario y responsable.
Actualmente, trabaja activamente en la Mesa de la Permanente de Fe de Scouts MSC.
Hoy lo conoceremos un poco más…
Estás comprometido con tu entorno por doble vía: eres scout y párroco de Vilagarcía de Arousa, ¿qué te aporta una cosa y otra?
Para mí, escultismo y sacerdocio se dan la mano y son “piezas” del mismo mosaico. Servimos a Dios y estamos cerca de los hombres, nuestros hermanos, sobre todo los más necesitados, los pobres, las víctimas.
El escultismo es “justo y necesario” en mi ministerio sacerdotal, ya que me aporta frescura y apertura de miras.
Nos enseña a ser más críticos y ecológicos, a estar siempre en la frontera, a no amilanarse.
El Escultismo nos enseña a poner la tienda en la provisionalidad de la historia, a saborear el camino y el proceso sin prisas pero sin pausas para llegar a la meta.
El scout sabe que la amistad con Jesús de Nazaret es la mejor fuerza motriz y el mayor de los dinamismos posibles. Con Él, las “aventuras” son gratificantes y las “empresas” son humanizadoras.
Se suele hablar de la Iglesia como institución, pero centrémonos en sus valores: ¿cuál es la esencia, los valores originales y aquellos que tienen que estar patentes en nuestro día a día?
El scout, sacerdote o laico, sabe descubrir en la Naturaleza multitud de recursos y signos que pasando por la Biblia y la experiencia personal le llevan al encuentro con el Dios de Abraham, Isaac, Jacob, con el Dios de la historia y la liberación.
Somos scouts para transformar este mundo “desde dentro” y “desde abajo” hacia un mundo más divinamente humano.
¿Qué aportan los Grupos a nivel social y educativo?
“Sólo se vive una vez” (cantaban Azúcar Moreno) aquí en este planeta, así que conviene que nuestro compromiso scout, aunque pequeño, sea sincero y contagioso.
El scout, con su talante y sus talentos, rompe con la dinámica de la manzana podrida y el síndrome de los cristales rotos.
Queda tanto que hacer que no hay tiempo para el aburrimiento o el desencanto, males muy comunes en nuestro tiempo.
Por eso cuando me destinaron a la otra Xunqueira de la diócesis en Vilagarcía de Arousa, me invitaron a participar en la incipiente Fundación Galega contra el Narcotráfico.
¿Qué supone para ti, la vinculación con la Fundación?
Ya son 17 años ahí currando y aportando.
Gracias a los 20 años de sacerdote, me fue fácil, como canta Estopa, sentirme involucrado “desde el primer día del mes de Enero” en esta buena tarea.
Aquí las víctimas, los pobres reales se llaman toxicómanos, madres, pymes, autónomos.
Fui elegido en este abril del 2012 como presidente.
¿Cuál es la situación, en referencia al tema de la droga, es esta zona gallega?
Estas rías baixas (Vilagarcía,Vilanova, Cambados, O Grove…) fueron y son muy castigadas por esta lacra de las drogas. ¡Generaciones enteras desechas!
El Narcotráfico lo estropea todo, arrasa con familias, empobrece con su blanqueo de capitales a otras empresas del sector, etc, etc. Es una auténtica y gigante manzana podrida.
¿Y entonces, qué papel tiene la Fundación?
Desde la Fundación en la luchamos en la Prevención en sintonía con otras Asociaciones como Cruz Roja, Cáritas, Protección Civil, etc.
Trabajamos en ayuda y atención al Drogodependiente (aquí trabajamos codo con codo con Proyecto Hombre) y con nuestros foros, campañas, jornadas de trabajo, sin olvidar el bonito evento de los Panos Brancos que hacemos todos los años.
Hacemos una gran sensibilización social para que la sociedad civil diga afectiva y efectivamente un NO rotundo a esos caminos de infierno y angustia.
El siglo XXI ha empezado alborotado… ¿qué nuevos retos crees que tienen que marcarse Escultismo e Iglesia?
Cada lugar tiene sus retos y sus buenas aventuras. No es lo mismo estar en África que en New York, en Galicia que en Tokio; los problemas pueden ser los mismos, pero las melodías y los matices cambian.
Así que seguiremos, porque como dice el canto “Vale la pena seguir”.
Manuel acaba la entrevista compartiendo con todos nosotros una estrofa de una canción de su grupo favorito, Maná:
“Bendito el lugar y el motivo de estar ahí,
bendita la coincidencia.
Bendito el reloj que nos puso puntual ahí
bendita tu presencia.
Bendito Dios por encontrarnos en el camino
y de quitarme esta soledad de mi destino”