Nos encanta leer este artículo que han publicado los periodistas de la Revista Forbes.

¿Por qué nos tienen que contratar, a nosotros scouts?

¿Qué capacidades desarrollamos en los scouts? ¿Qué nos diferencia?

Somos buenos, créetelo; si no, lee esto…

Sabemos trabajar en equipo

Llegamos a tener hasta 15 años de experiencia en trabajo en equipo; echad cuentas: ¿cuánto tiempo llevas en los scouts y cuándo empezaste a trabajar en equipo?

Montar una tienda de campaña, organizar un campamento de verano para 200 niños de forma voluntaria, trabajar en un gran proyecto

El aprendizaje scout es, por naturaleza, cooperativo y por proyectos.

Somos creativos

Llevamos muchos años encontrando soluciones creativas a situaciones adversas.

Improvisando techos ante tormentas imprevistas, inventándonos juegos para motivar a los chavales, preparando deliciosos menús con la poca comida que queda en intendencia, montando campañas de captación de fondos para cubrir los gastos de un campo de trabajo en Siria, una actividad internacional, un proyecto solidario…

Fieles a nuestra escala de valores y palabra

Trabajamos de acuerdo la Ley Scout y creemos los proyectos de los que formamos parte, alineados con nuestros intereses y pasiones.

Verdad, nobleza, justicia, solidaridad, respeto… son algunos de los valores inamovibles.

Sabemos liderar y ser liderados

Tomamos decisiones desde los 6 años y trabajamos en varios proyectos a la vez, en los cuales algunos lideramos y en otros somos liderado por nuestros propios compañeros.

Cuando lideramos, lo hacemos con consenso, confianza, poniéndonos en la piel de los demás y siendo consecuentes con las decisiones.

Cuando somos liderados, trabajamos en equipo, con respeto, fomentando el consenso y la cohesión.

Somos empáticos

Al igual que en la empresa, en un grupo scout convivimos con otros niños y niñas, de diferentes edades, situaciones, intereses.

La empatía juega un papel esencial para la convivencia y la ayuda mutua.

Aprendemos que no todos llevamos el mismo peso en la mochila, sino que éste se distribuye en función de las capacidades de cada uno, o que la mejor excursión no es la que llega más alto sino la que está al alcance de todo el grupo.

Valoramos el esfuerzo

Desde muy pequeño las actividades de la vida scout, muy vinculadas a la naturaleza, van encaminadas a aprender a valerse por nosotros mismos, a superarse incluso cuando creemos que no nos quedaban fuerzas ni para un paso más, a sonreír ante las dificultades.

Nos esforzamos para conseguir aquello que se propone.

Sabemos ponernos objetivos y evaluarlos

Desde que somos castores que nos enseñas a ponernos metas, tanto personales como de equipo y después autoevaluarlas y recibir la evaluación de los demás.

El feedback constructivo es una práctica que dominamos a la perfección.

Somos generosos

«Dar» y «compartir» son las verbos más presentes en la vida scout.

El agua que queda en una cantimplora no es de su dueño sino de quien más la necesita.

Como responsables, podemos llegar a invertir 1.000 horas al año como voluntario, dedicadas a educar a pequeñajos a ser mejores personas.

Luchamos contra la injusticia

Con el lema «deja el mundo mejor de lo que lo has encontrado», la pedagogía scout se basa en ser capaces de entender y mejorar el entorno, resolviendo con valentía los retos y no mirando hacia otro lado ante las injusticias; actuamos para cambiarlas.

Somos personas «con recursos»

Tenemos una dilatada experiencia en dinamizar reuniones, inventarnos un juego para resolver un conflicto, hablar en público, localizar la empresa más barata de alquiler de furgonetas…

Somos aventureros y dinámicos y estamos acostumbrados a resolver problemas de diferente tamaño y forma.

 

¿No crees que así es?

Ve y actualiza tu CV y en la próxima entrevista de trabajo, entra con la cabeza bien alta.

 

Vía Revista Forbes