Por eso, este artículo sólo servirá para comprobar que realmente hemos preparado un equilibrado y delicioso menú para estos días.
Antes que nada, pensemos que si vamos de campas cerca de un pueblo seguramente podremos comprar.
Si no es así, conviene hacer una lista para saber qué necesitamos exactamente para que no sobre comida y comprarlo antes de partir.
Ahora sí, ahí van algunos consejos para que nuestro campamento no tenga nada que envidiar a la cocina de Ferran Adrià.
- Es importante no saltarse ninguna comida: desayuno, almuerzo, merienda y cena. Además, a media mañana también podemos hacer un tentempié.
- A la hora de cocinar, pensad en hacer algunas raciones de más, alguien siempre repite. Y si no fuera así, ¡no lo tiréis! Guardadlo y pensad en cómo aprovecharlo para la siguiente comida.
- ¿Conocéis la pirámide de los alimentos? Procurad idear un menú variado y basado en ella.
- ¿Qué podemos cocinar que sea rápido, fácil y nutritivo? Patatas, pasta, arroz, legumbres e incluso cuscús.
- El toque diferencial recae en cómo «adornamos» estos platos. Unas simples patatas pueden ser muy sosas, ¿pero qué tal si añadimos unas aceitunas, zanahoria, pimiento, atún, huevo duro y un poco de mayonesa?
- Recordad que es muy recomendable comer unas cinco frutas y verduras al día.
- De vez en cuando es bueno permitirse algún capricho: una buena rebanada de nocilla, unas chocolatinas para acompañar la merienda…
- Para ahorrarnos sustos del tipo «Un zorro ha entrado en intendencia y se ha comido el jamón de pata negra reservada para aquella ocasión especial», tened la tienda bien controlada y protegida para que no entre nadie ni nada a comer lo que hay dentro…
Tampoco está de más programar una actividad de mañana o tarde para convertirnos en auténticos gastrónomos.
Primero hacemos una pequeña clase de nutrición, repasando las cualidades principales de los alimentos, y después pasamos a la práctica: ¡a cocinar y comer!