Salvador Palomares, consiliario de la Federació d’Escoltisme Valencià de Scouts MSC, fue ordenado sacerdote el pasado domingo. Desde 1975 que está vinculado al Grupo Scout de Tavernes de la Valldigna, su pueblo natal, y durante todos estos años ha estado al servicio del escultismo.

 

¿Cómo iniciaste tu vinculación con los scouts?
Entré en el escultismo en noviembre de 1975 cuando tenía 14 años. En mi parroquia de Sant Josep de Tavernes de la Valldigna (Valencia) el cura párroco que había, Vicent Cardona, es buen conocedor del escultismo y engendró un nuevo grupo en la parroquia. Aquel verano, un pequeño grupo de jóvenes de la manada participó en un primer campamento y el 4 de noviembre de 1975 nacía la primera tropa del Grupo Scout Valldigna con dos patrullas; Linces y Panteras. Se presentaba toda una aventura donde nosotros éramos los verdaderos protagonistas. Jugando aprendimos que lo más importante es estar siempre listos para servir y que la verdadera felicidad consiste en hacer felices a los demás. Realicé mi promesa scout el 28 de mayo de 1976.

Con este estilo de vida enraizado en los valores del Evangelio, íbamos creciendo en patrullas y adquiriendo compromisos: serví como “subguía” de mi patrulla, luego como ayudante del jefe de Tropa y más tarde como jefe de la Tropa Valldigna (1981-82). Después marché a Valencia a estudiar Magisterio y acabados los estudios regresé a la parroquia como catequista de confirmación y como ocurre en las buena familias, el verano de 1990 mi grupo necesitaba un titulado para Jefe de campamento y me repescaron: “sólo es para este campamento”, me dijeron, pero estuve en activo hasta el 2007 cuando entré en el seminario.


¿Qué recuerdos tienes de tu época como presidente diocesano del Moviment Escolta de València? ¿Y de la Federació d’Escoltisme Valencià?

Guardo muy buenos recuerdos de las dos etapas: tengo muchos amigos y verdaderos hermanos y hermanas scouts; juntos hemos vivido y compartido grandes proyectos, grandes aventuras, algunas no exentas de grandes dificultades.

Recuerdo que eran momentos de un fuerte auge del voluntariado: por ejemplo, con la organización de tres campos de trabajo medioambientales durante los meses de julio, agosto y la primera semana de septiembre en El Saler, en el Alto Turia y en la Valldigna, cerca de 1.000 voluntarios, la gran mayoría scouts de Scouts MSC y algunos de Alemania, Italia, Francia, Bélgica y Marruecos, se concieciaron sobre la responsabilidad que tenemos cada uno en la prevención de los incendios.

También recuerdo las grandes discusiones para consolidar la FEV, pero ¡qué contentos estábamos todos cuando la hicimos realidad y cumplimos nuestro primer sueño! Recuerdo un macro San Jorge federativo en el Penyagolosa: fue todo un éxito de participación y de preparación y fue nuestro trampolín para entender que juntos íbamos a ser mucho mejores.

Otro momento decisivo fue el replanteamiento y la unificación de la formación por parte de nuestra escuela Lluerna: ¡qué preparados estaban! ¡ Qué gran debate se produjo y cuánto bien han hechos todos estos años formando a nuestros animadores! Y los retiros espirituales para Animadores y Rutas durante las vacaciones de Navidad (cuánto nos llenaban, para recordar nuestra humildad, que somos criaturas y es Él quien trabaja en nosotros); y las asambleas de Scouts MSC; y las escuelas de verano; y el Conecta Tres de donde surgió el “Protocol” entre Minyons Escoltes i Guies de Catalunya, Escoltes de Menorca, Moviment Escolta i Guiatge de Mallorca y la Federació d’Escoltisme Valencià. ¡Qué importante es para nuestro movimiento que haya un buen clima de trabajo y que nos encontremos para debatir y trabajar juntos en un mismo proyecto ayudándonos unas federaciones a otras.


¿Qué destacarías de tu participación en estas dos instituciones?

Destacaría mi empeño por aunar esfuerzos y por sumar en vez de dividir. Por eso, si hay una cosa de todos estos años que guardo con especial cariño es el nacimiento y la consolidación de la Fundació Sant Jordi. Gracias a esta fundación tenemos la macro sede que permite ser referente del movimiento activo: en ella están ubicadas nuestras oficinas, las salas de reuniones, la Tienda l’A ventura y el Albergue Juvenil. Al mismo tiempo, la fundación nos permite a los scouts que dejamos el movimiento activo recordarlo: los antiguos nos encontramos en la cena del Sant Jordi y compartimos recuerdos y vivencias. Y es que como nos dijo Baden Powell: scout un día, scout para siempre.


¿Qué significado le das a la relación que mantiene la Iglesia y el Movimiento Scout?

Los scouts católicos somos Iglesia: esta es nuestra forma de ser y de vivir el escultismo. Nuestra gran misión es presentar a Jesús a los jóvenes y que estos, con nosotros, los animadores, degustemos, vivamos y celebremos los valores del Evangelio. Jesuscristo Resucitado es nuestro compañero de ruta y los sacramentos las ayudas para nuestro camino. Partiendo de estas bases, todos (empezando por los consiliarios y terminando por el animador más joven) tenemos que ser conscientes de que el escultismo es “un buen lugar” para vivir, compartir y celebrar en Iglesia.

El escultismo nos invita a vivir una vida puesta al servicio de los demás. La vida en nuestro grupo scout nos llena de buenos momentos en el día a día con los jóvenes, acompañándoles en su crecimiento, al mismo tiempo que nosotros, los animadores, vamos creciendo como comunidad educativa y de fe. El escultismo nos invita a salir de nuestro grupo, a juntarnos con otros grupos abriéndonos a nuevas posibilidades: somos muchos los animadores que dedicamos nuestro tiempo libre a ayudar a los demás y esa ayuda necesita de una buena preparación, tanto pedagógica como espiritual, no podemos ir a salto de mata, ni podemos ni debemos sentirnos solos, Jesús camina con nosotros. Por eso apostamos tanto en la formación metodológica, humana y espiritual.


¿Qué relación mantendrás a partir de ahora con los jóvenes scouts?

Como no puede ser de otra forma, mi relación tiene que ser de servicio. Esto es lo que he aprendido como scout. Pero ahora, con el ministerio sacerdotal y como consiliario de la FEV, con mucho más servicio si cabe.


¿Cómo viviste el acto de ordenación sacerdotal del domingo?

Lo viví con mucha alegría y con mucha intensidad. Puedo deciros con tranquilidad, que ha sido, sin duda, el mejor momento de mi vida. Con una ceremonia cuidadísima hasta el último detalle y con la presencia de muchos hermanos sacerdotes.

Que la ceremonia fuese sólo para mí ya fue todo un privilegio de gratitud, pero cuando uno entra en la Iglesia del seminario que es inmensa y se encuentra que está casi llena y que todos, absolutamente todos a las 17:30 horas, en una hora tan intempestiva de una tarde de domingo, son mis familiares, mis amigos, mis hermanos scouts de la FEV, del MEV, de la Fundació Sant Jordi, mis compañeros de magisterio, del seminario y de los coles, mis feligreses y el alcalde y corporación de mi pueblo, uno se siente verdaderamente arropado. Y dí gracias a Dios por todos ellos y sigo dando gracias por todos.

Y también quiero dar las gracias por los muchos correos y llamadas de adhesión que he recibido indicándome que no podían estar presentes este día. Entre ellos antiguos presidentes de federaciones, antiguos consiliarios y presidentes actuales de asociaciones de antiguos scouts de Cataluña y de Mallorca. A todos muchas gracias y que Dios os bendiga.