Los campamentos de verano son el marco perfecto para fomentar la fe en la infancia y la juventud. Son el momento idóneo para, en contacto con la naturaleza, “desarrollar la reflexión sosegada, el encuentro con el hermano, el servicio a las comunidades con las que se comparte… Unas posibilidades que actúan como una verdadera oportunidad de diálogo creyente” explica el Consiliario General de Scouts MSC, José Felipe Fernández.
En este marco 25000 niños, niñas, adolescentes y jóvenes católicos realizan campamentos de verano dentro de los 350 grupos de Scouts MSC. El contacto directo con la naturaleza (el agua, el sol, los bosques, las montañas, el mar, los animales…) es un contexto privilegiado tanto para hacer experiencia de Dios, como para educar la capacidad de contemplación y la sensibilidad religiosa de los niños y jóvenes scouts.
Los campamentos son espacios para divertirse, educar y, a través de sus múltiples actividades, integrar el Evangelio en las experiencias que viven durante estos días. Este encuentro con Jesús puede hacerse en diversos momentos: en la oración de la mañana, en las acciones de servicio, al caer la tarde, en las dinámicas, en la reflexión sobre los valores y en las salidas y las marchas. El camino puede suponer un momento en el que acercarse a la infancia y juventud y reflexionar juntos sobre las dificultades que conlleva y cómo afrontarlas mejor desde la fe.
“Cualquier momento es bueno para acompañar en el camino de la vida. En cualquier circunstancia que el joven lo requiera, ante momentos de dificultad personal, de conflicto de grupo o de situaciones de duda espiritual o existencial. El acompañamiento es una herramienta necesaria y adecuada”, comenta Fernández.