Como todos los años, la segunda quincena de julio, el Grupo Scout Águila del Colegio Menesiano organiza su campamento de verano, momento cúlmen de todo un curso repleto de actividades.
Este año el lugar escogido para acampar es un prado en Los Llazos, en pleno Parque Natural de la Montaña Palentina.
La tierra de los osos pardos acoge a los 53 scouts, entre lobatos, rangers, pioneros, rovers y kraal (monitores).
El campa empieza con las construcciones.
Cuando llegamos al prado no hay nada y tenemos que construir todo lo necesario para vivir 15 días con nuestras propias manos: cocina, intendencia, tienda de material, comedor, letrinas… y por supuesto, las tiendas de campaña donde dormimos.
Una vez terminado el montaje comienzan las actividades, este año ambientadas en los «Juegos Olímpicos» para los lobatos y en «Grecia» para los rangers.
Juegos, talleres y competiciones se suceden.
Las veladas y juegos nocturno ocupan las noches.
La mañana del domingo nos vamos al pueblo, a misa, y aprovechamos para dar una vuelta, tomar algo y llamar a los padres.
Este año hemos tenido la suerte de estar junto a un pueblo, San Salvador de Cantamuda, con una iglesia románica muy bonita.
Como se aprecia en la foto, este día estrenamos camisetas de campamento.
Pero hay una actividad que marca un antes y un después en el campamento, no sólo porque cae a la mitad del mismo, sino también porque es una experiencia única de superación personal para los chavales: el «raid».
Se trata de una excursión dentro del propio campamento.
Cogemos el macuto con lo estrictamente necesario para sobrevivir durante dos o tres días fuera del campa, conociendo la zona, subiendo montañas, demostrándonos a nosotros mismos que con esfuerzo se consiguen alcanzar las metas que nos pongamos en el camino.
A los nuevos se les hace algo duro, pero la satisfacción al llegar al final no tiene precio.
No hay comida tan rica como la que se toma después de una larga caminata.
Ni mayor descanso que dormir al raso, en el suelo con un saco tras un día de «raid».
Ni mayor amistad que la que se forja con los compañeros de fatigas, con los que se raciona el agua y los frutos secos, con los que pasas un tiempo perdidos en el bosque, con los que compartes aventuras…
El Día de Grupo lo dedicamos a hacer actividades todos juntos, de todas las ramas y edades.
En esta ocasión hemos organizado una serie de juegos por equipos, un rato de baño en la poza…
Y como novedad de este año, la I Asamblea de Niños y Jóvenes, en la que se abordan temas como las actividades que más y menos han gustado durante la ronda, cómo aumentar el número de miembros en el Grupo, sugerencias de actividades para celebrar el 50 aniversario, entre otros.
Si hay un momento especialmente emotivo en el campamento es la Ceremonia de progresiones y pasos.
Casi todos han mejorado en este tiempo y quieren compartirlo con el resto del Grupo: pruebas de acecho, territorios, retos…
Para los que realmente es un día único es para aquellos que hacen su Promesa Scout por primera vez.
Tras la Vela de Armas de la noche anterior, se comprometen libremente a vivir según los valores e ideales scout.
También es el momento de los pasos de rama, se cierran etapas y se abren otras nuevas donde seguir creciendo y aprendiendo.
La última noche también es especial, se trata del Fuego de Campamento, y solemos repartir los regalos del amigo invisible.
Algunos se quedan hasta más tarde cantando pero muchos no aguantan y se duermen cansados después de un duro día de desmontaje.
La última mañana del campamento toca hacer el macuto, realizar numerosas batidas de limpieza para dejar la campa tan limpia o mejor que como la encontramos y montar en el autobús que nos trae de regreso a Madrid, donde esperan nuestros padres.
Parece que fue ayer cuando empezábamos el curso con ganas e ilusión, y sin casi darnos cuenta ahora termina.
Dicen que cuando se disfruta de algo, el tiempo pasa más rápido.
Pues ya estamos con ganas de empezar una nueva ronda y celebrar con todos el 50 Aniversario del Grupo Scout Águila.