Tristemente no estamos ante un fenómeno aislado, es una historia que se repite en cada nuevo conflicto que surge en el mundo, aunque parece que en África se presenta con mayor intensidad.
El pasado 12 de febrero se celebró el Día Internacional contra el reclutamiento de niños y niñas soldados y por eso queremos recordar a estas víctimas cuyo uso parece haberse vuelto imprescindibles en las guerras del siglo XXI.
Nadie sabe en realidad cuántos menores están siendo utilizados en este momento como soldados en diversas partes del mundo.
Las ONG españolas para acabar con la utilización de niños y niñas soldados suelen hablar de unos 300.000, una cifra aproximativa porque realmente es muy difícil saber el verdadero número de menores involucrados en los distintos conflictos.
No olvidemos que el fenómeno de los menores soldado surge porque hay guerras.
En África, la mayoría de ellas están relacionadas con el control de las materias primas del continente, ya sean diamantes de sangre, petróleo, coltán, uranio, pesca, madera…
La existencia de guerras está muy unida al tráfico de armas.
Recordemos que los cinco países que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que por tanto tienen como obligación garantizar la paz y la seguridad en el mundo, son los principales fabricantes y exportadores de armas.
En los últimos años España se ha consolidado como una potencia mundial en este campo como desde hace mucho tiempo viene denunciando el fotoperiodista Gervasio Sánchez.
Muchas de las armas ligeras están diseñadas pensando en que van a ser utilizadas por niños y niñas, porque se sabe que son ellos los que constituyen el grueso de los grupos guerrilleros que operan en África.
En Occidente necesitamos que estos menores sigan luchando y muriendo para poder mantener nuestro bienestar y estilo de vida, por eso no existe voluntad política por parte de los gobiernos que podrían hacer algo para poner fin a este fenómeno.
No será porque no existan normas, convenios, convenciones, declaraciones, resoluciones… a nivel internacional, regional o nacional.
La realidad es que estos documentos terminan siendo papel mojado.
Lo vemos en el hecho de que todavía se siguen utilizando a miles de niños y niñas como soldados en numerosos conflictos.
La pregunta que surge ante la este realidad es: ¿qué puedo hacer yo para poner fin a este crimen?
Cada uno debe pensar qué acciones puede realizar dentro de sus posibilidades.
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