3.000 personas se congregaron ayer en Bilbao para homenajear a San Jorge, el patrón de los scouts. Inicialmente, la cita iba a celebrarse en el parque de Montefuerte, en Arrigorriaga pero la amenaza de lluvia trasladó el evento a cuatro colegios de a Bilbao. Antes, los 27 grupos juveniles existentes en Vizcaya ‘invadieron’ las calles reivindicando su existencia y el papel que desarrollan.

El tiempo deslució ayer la celebración del patrón de los scouts.

Tras varias jornadas de calor sofocante, el colectivo en Vizcaya tuvo que renunciar a homenajear a San Jorge en el parque Montefuerte de Arrigorriaga y conformarse con desarrollar el «plan B», que consistió en pasear por la capital vizcaína.

Pese a la amenaza de lluvia, los 27 grupos scouts de la provincia quisieron «hacerse notar».

Tiene 26 años y es scout desde los ocho.

La idea de que una marea de jóvenes inundara las calles bilbaínas estaba premeditada para protestar contra la polémica ordenanza de Espacios Públicos aprobada el pasado año.

«Nos complica nuestra tarea educativa, tenemos que solicitar muchos permisos para realizar actividades en la calle y para que se vea que no estamos sólo en los locales, que convivimos con el resto de personas y colectivos en nuestros barrios, en las ciudades», precisó San Martín.

Para que a nadie se le escapase que los scouts estaban «recuperando la calle», lema de la celebración de este año, los chavales dejaron una pañoleta gigante en El Arenal bilbaíno, un elemento que un principio iban a llevarse a la ofrenda, pero que al suspenderse los planes iniciales prefirieron mostrar a los ciudadanos.

Con el agua amenazando, tras el desfile, los centros escolares de Jesuitas, Escolapios, Salesianos e Ibaigane dieron cobijo a los centenares de scouts que forman la «gran familia de Vizcaya».

Aunque, tal y como reconoció Naiara San Martín, «es más difícil calcular el número de participantes al estar repartidos por cuatro centros».

Pese a todo, como en reuniones precedentes, alrededor de 3.000 personas, entre integrantes de los grupos, familiares y amigos, se reunieron para celebrar el «Gorka Deuna», el único día en el que cualquier persona puede conocer y compartir de cerca la labor de estos grupos.

Ayer, en los colegios que fueron utilizados como improvisadas sedes de la cita se realizaron la tradicional eucaristía, una comida popular y una romería para dejar claro que «ser scout es un estilo de vida, en el que se crece como persona, que aporta diferentes valores para transformar la sociedad», añadió Naiara San Martín.

Unos sentimientos que todavía no han cuajado entre algunos de los miembros más recientes, como Ainhoa y Arrate, dos jóvenes de 10 y 9 años, respectivamente, que a la hora de resumir su experiencia, resaltaron que «lo pasamos bien y jugamos en las convivencias».

Más claro lo tiene Irene Marín, que lleva un año dentro del grupo, y ya ha aprendido que, además de jugar en los campamentos, otro de los grandes objetivos del colectivo scout es «cuidar la naturaleza».

Otros integrantes con más edad y experiencia, como Ander Gómez, de 13 años, reconocían ayer que «aprendemos a convivir jugando».

También Iker Solar, de la misma edad que Ander, comentó que «haces más amigos y aprendes a convivir, a respetar a los demás».

Unos principios que los padres den los participantes aplauden e impulsan. «Estamos encantados porque es una forma de que aprendan a relacionarse, a desarrollar su espíritu de equipo y a respetar, todas esas cosas que hoy en día de alguna forma se han perdido», lamentaba Nerea Bergara, una de las madres que se acercó hasta uno de los centros educativos que ayer se llenó de chavales.

Era domingo, pero ninguno puso mala cara por volver a clase.

Vía El Correo