Cuando llegué a Canadá, hace algunos años, acababa de pasar una tragedia en las cataratas del Niágara.
Era la mitad del invierno.
Tres personas cruzaban a pie un puente que el hielo había formado sobre la corriente del río cuando, de repente, el hielo comenzó a ceder y se rompió.
El hombre y su esposa se encontraron, de pronto, sobre un bloque de hielo que flotaba y se alejaba lentamente de la parte principal.
El muchacho estaba sobre otro.
Alrededor de ellos el agua estaba cubierta con bloques de hielo que giraban y se golpeaban unos con otros, de tal manera que era imposible nadar y tampoco hubiera sido posible hacer llegar hasta ellos un bote.
Así pues, se hallaban los tres a merced de la corriente, mansa en ese lugar, pero que les llevaba río abajo hacia los terribles rápidos.
La gente que estaba en la ribera veía el peligro, pero no parecían encontrar el modo de salvarles.
La corriente debía hacerlos pasar debajo de dos puentes que cruzaban el río antes de los rápidos.
En los puentes, que se alzaban a 170 pies sobre el agua, habían sido puestas cuerdas, de manera que al pasar pudieran colgarse.
El muchacho pudo asirse a una de las cuerdas y manos bondadosas procedieron a levantarlo.
Pero cuando ya estaba a alguna altura, el pobre no pudo sostenerse por más tiempo y cayó en la corriente helada para no ser visto más.
El hombre también pudo coger una cuerda, la que trató de amarrar alrededor de su mujer que se desmayaba.
Pero la corriente en ese lugar era muy fuerte y sus manos estaban entumecidas, por lo que no pudo anudar la cuerda.
Se le escapó de sus manos y unos segundos más tarde él y su esposa terminaron sus penas en las turbulentas aguas que forman los rápidos.
¿Qué hubieseis hecho vosotros?
Es fácil mostrarse inteligente después de que un hecho ha ocurrido.
La gente piensa con frecuencia: ¿qué ventaja se obtiene de aprender cosas tan sencillas como hacer nudos?
Cuando las cuerdas fueron bajadas de los puentes debieron tener una o dos lazadas en los extremos.
Para que las personas que trataba de salvar pudieran ponérselas alrededor o pasar sus piernas y brazos por ellas.
Las cuerdas usadas no tenían lazada alguna y los náufragos no sabían cómo hacer esta clase de nudos, por ello, no fueron capaces de salvarse.
En alguna ocasión ya os hemos contado cómo hacer nudos.
Estad atentos porque en breve os daremos nuevos consejos e instrucciones.