El Pontífice señala en su tercera encíclica que se necesita una reforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para hacer frente a los retos de la globalización.
Según el Papa, la crisis es una buena ocasión para reaccionar y conseguir dar la voz a los más pobres a través de la creación de una Autoridad Política Mundial que garantice la seguridad, la justicia y el respetos de los derechos.
Benedicto XVI subraya también que la dereglamentación del trabajo puede acabar degradando al hombre e indica que el mercado no puede funcionar sin solidaridad.
Durante la presentación oficial de la encíclica en Madrid, María teresa Compte Grau, profesora de la Universidad Pontificia de Salmanca, declaró que “la propuesta de la encíclica es un humanismo cristiano cuyo centro es Dios”.
Por último, Caritas in veritate resalta en varias ocasiones la preocupación del Papa por el medioambiente.
Vía Zenit y RNE