La risa es una fuerza, un alimento, una bocanada de aire fresco.

Es un instante puro de esperanza.

Es contagiosa y activa nuestras ganas de compartir, de hacer un regalo a otro.

Y es un regalo totalmente interesado, interesado en dedicar ese momento a otra persona.

Es el eterno recuerdo de que se puede sonreír ante las dificultades.

Es la gran enseñanza de los niños pequeños a los olvidadizos adultos.

Es nuestra recomendación médica para ti, para hoy, para siempre.

Mínima dosis… una risa diaria.

Ojalá que llegara un día en el que no hubiera que recordárselo a nadie.

Os dejo con la esperanza de que, al menos hoy, hayas tenido tu ración y pienses un instante si hay alguien conocido que pueda necesitarla.

Vía El Bosque de los Carnutes

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